El
debate que enfrentó a Albert Rivera y Pablo Iglesias en el programa “Salvados”
de Jordi Évole arrasó en audiencia, obteniendo un record histórico y logrando
una enorme repercusión.
En
este post no interesa quién fue vencedor o vencido, sino qué técnicas de
oratoria usaron uno y otro durante todo el debate. Más que en el “qué” nos
centramos en el “cómo” y, sobre todo, en lo que trasmitieron.
Teniendo
en cuenta que el escenario elegido para la ocasión no era el más habitual para
el despliegue de recursos técnicos que están acostumbrados a usar en sus mítines,
resulta más interesante si cabe, observar cómo hay herramientas que incluso en
ocasiones tan especiales, sirven para expresar las ideas de forma brillante.
Las
4 herramientas de comunicación que cobraron importancia en el debate son las
siguientes:
IMAGEN:
El aspecto informal del debate condicionó más a Albert Rivera que a Pablo
Iglesias. El líder de Ciudadanos tuvo que cambiar el estilo propio con el que
viste. Sustituyó su habitual chaqueta americana por una camisa informal con
vaqueros. De ahí que en los primeros compases y hasta que no se sentaron en la
cafetería, Albert no se sentía nada cómodo. Andaba muy preocupado por
acicalarse, que la camisa quedara por dentro del pantalón y continuamente se
rascaba la espalda. Gestos que denotaban inseguridad. En cambio a Pablo Iglesias le favorecía
el escenario de la contienda y optó por el estilo con el que comparece en sus
apariciones públicas, de ahí que, en la primera toma de contacto, se preocupara
únicamente de la conversación y no de su ropa.
Pese
a que la imagen desenfadada no favoreciera a Rivera en el principio, en este
apartado obtienes una lección muy importante sobre comunicación no verbal. Es cierto
que como orador te conviene mantener un estilo propio, pero debes adaptarte
siempre al contexto y estar en línea con lo que la audiencia espera. Es tu
audiencia y no uno mismo para quien hablas como ponente. Aunque te genere
cierta incomodidad, es el precio a pagar para gustar a tu audiencia.
MIRADA:
Pablo Iglesias es un especialista usando la mirada como técnica para suscitar
emociones. Mantener tu mirada en los ojos del contrincante genera cierta
incomodidad, es por ello que lo recomendable durante una conversación es mirar
al entrecejo del otro. El de “Podemos”, por su perfil revolucionario, domina
más el juego de la mirada para confrontar y quedó patente también en los
primeros compases del programa, donde actuaba con más naturalidad. Por otro
lado, Rivera evitaba mirarle a los ojos cuando hablaban de temas triviales. Una
vez sentados la historia cambió, y el catalán, con la lección bien aprendida,
comenzó a dominar el juego de miradas.
Ya
sabes, si no quieres generar incomodidad en tu interlocutor no le mires a los
ojos, dirige tu mirada a su entrecejo, que no se confronten vuestras miradas.
Sin embargo cuando quieras decir lo más importante o llamar la atención, sí debes
mirar directamente a los ojos.
DATOS:
Este recurso de mencionar datos y hechos probados Albert Rivera lo usó a las mil
maravillas e hizo especial hincapié en mencionar estadísticas, porcentajes y ejemplos.
No es lo mismo explicar que en sanidad hay que cumplir con las leyes, que poner
un ejemplo detallando que no se puede exigir a los ministros de interior,
trabajo o industria que cumplan y hagan cumplir las leyes y que, sin embargo,
se le permita al ministro de sanidad que haga excepciones con su cumplimiento. Con ello, además de credibilidad, obtuvo para su mensaje concreción
y precisión. De hecho, si en algo coinciden los medios es en señalar que Pablo
Iglesias pecó de generalizar en exceso sin ser específico ni aportar apenas datos, y cuando entró en
ejemplos para replicar, su oponente lo tachó de demagogo por comparar a una
persona “sin papeles” con Rodrigo Rato.
Ten siempre en cuenta que el uso de datos y hechos contrastados es clave para ganar en credibilidad y
sustentar el contenido de lo que expones.
NOMBRE:
Decía Dale Carneggie que para una persona, su nombre es el sonido más dulce y
más importante. Albert Rivera jugó con el recurso de llamar a la persona por su
nombre todo el tiempo. Cada vez que se dirigía a su oponente empezaba por
decirle “Pablo…”. ¿Qué conseguía con esto? Que el líder de Podemos sintiera que
estaba debatiendo en tono amistoso, y no en tono de confrontación. Quizás esto
le procuró a Albert una gran ventaja porque se permitió el lujo de atacar
directamente a su interlocutor sin que este contraatacara lo más mínimo. De ahí
que los medios se hagan eco de que se vio en el debate a un Pablo Iglesias que
evitaba sobresaltos.
Dirígete
a la gente por su nombre, y si no lo recuerdas no dudes en preguntarle. A la
mayoría de personas les interesa más su propio nombre que el de los demás. Si recuerdas su nombre y lo pronuncias con frecuencia, rindes a su dueño un
halago sutil y muy efectivo.
Y
hablando de efectividad, por muy efectivos que resulten todos estos recursos la
clave de todo debate, discurso o ponencia es la preparación. Nada más, nada
menos. Curiosamente, el que resultó triunfador para una inmensa mayoría, no fue
a quien más le favorecía el escenario confeccionado, ni hizo mejor uso del
lenguaje no verbal, sino, básicamente, el que más preparado tenía el debate.
Así que si te tienes que quedar con una idea de todo este texto, quédate con lo
siguiente: sin preparación no es posible hablar en público con eficacia.
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